domingo, 2 de noviembre de 2008


LO MODERNO Y LO POSTMODERNO.

Moderno y postmoderno (con o sin t, tanto da) pero me parece que el nombre llama a la confusión. ¿Lamaría usted moderno el automóvil de mi abuelo? Si vive en Montevideo, ¿reconoce la calle? Se trata de la avenida Brasil a la altura del n° 2985 casi esquina Berro. Aún no está construida la escuela y esa casa y la vecina fueron demolidas hace años y ahora están construidos allí sendos edificios de apartamentos. Por supuesto que si hablamos de historia, todos estudiamos la historia antigua, la moderna y la contemporánea y aprendimos a diferenciar Babilonia de París en el siglo XVII. Pero aplicar el epíteto de moderno a un cuadro de Pollock que murió hace más de 50 años no parece apropiado. Menos aún a un cuadro de Poussin o de Manet. Sé que es un problema semántico, pero me rechina que si vamos a hablar de la muerte del arte actual, como lo de moderno no se acomoda a ello, llamemos al momento que vivimos como postmoderno (con t) ¿Por qué no llamarlo contemporáneo, que quiere decir "ahora"? Tal vez nos sintamos más cómodos si hablamos del arte actual o contemporáneo y podamos discutir si está muerto o vivito y coleando. ¿Que todo cambió? Por supuesto: ni lo que se entiende por artes plásticas ni lo que vestimos, lo que comemos o lo que pensamos puede tildarse de moderno. El primer Studebaker que llegó a estas costas después de la 2a guerra mundial es ahora una respetable antigüedad que puede figurar en el museo del Automovil Club. (Lo que sí se murió es el Studebaker) Pero el arte actual, contemporáneo (me resisto a llamarlo postmoderno que, en realidad no significa nada) ni murió, ni nada que se parezca; es otra cosa. Por eso hay mucha gente que está desconcertada, que no sabe que pensar. Que desde Duchamp está lleno de copiones, también es cierto. Que en lugar de exponer un urinario expongo un enriedo de cables y en medio un frasco con materias fecales, bueno ya lo dije una vez cuando mostraron una foto del urinario de Duchamp: "Pour épater le bourgeois"! y un coro de compañeros se levantó para preguntar qué era lo que estaba diciendo, porque ellos no estudiaron francés en el liceo. Y lo sigo diciendo. Pienso que hay un gran desconcierto y un gran negocio de las galerías de arte y de los rematadores, además de muchos "snobs" con mucho dinero para descontar del impuesto a la renta.